Descripción de la atracción
Entre Castiglione della Pescaya y Grosseto, cerca de un pinar y de famosas playas, se encuentra la Reserva Natural de Giaccia Botrona, una marisma que pocas personas conocen y que ha jugado un papel importante en la historia y evolución de la Maremma a lo largo de los siglos. Aunque hoy ocupa un área mucho más pequeña que en el pasado y está rodeado de complejos turísticos y campos cultivados, es una parte bien conservada de los humedales costeros que no han sido drenados.
De hecho, estos pantanos, alguna vez considerados un lugar aterrador e improductivo, son hoy el foco de los ecologistas que nos enseñan a apreciar la riqueza e importancia de estos ecosistemas, tan raros en la actualidad. Su capacidad para absorber enormes cantidades de agua durante las fuertes lluvias, evitando así inundaciones devastadoras, y su capacidad para llenar las capas subterráneas son solo una parte de los beneficios previamente subestimados de los ecosistemas de humedales. Además, es en el territorio de los humedales donde puede encontrar una gran variedad de especies de flora y fauna: este es un verdadero "banco genético".
Marzo y septiembre son sin duda los mejores meses para visitar no solo Giaccia Botrona, sino también otros humedales. A principios de otoño, se pueden ver bandadas de aves migratorias que pasan el invierno en países cálidos, así como las que se quedan en la península de los Apeninos. Octubre puede ofrecer a los turistas los paisajes más mágicos, cuando las primeras lluvias y los signos del invierno que se acerca pintan la vegetación de las marismas con los colores más inusuales: aquí se puede ver potasa de color rojo brillante, raíz de bronceado púrpura y ásteres lujosos. En invierno, Diaccia Botrona se convierte en un verdadero paraíso para los fanáticos de la observación de aves: hay tantas aves aquí que puedes observar su vida diaria a través de binoculares. Y en primavera, comienza una nueva temporada migratoria: las aves que viven en el limo, varios patos y garcetas magníficas corren de un lado a otro en busca de alimento y refugio. En todas partes se pueden escuchar las voces de los cadáveres de arroz, las alondras de río y los ruiseñores, tratando de atraer a un compañero o defender su territorio. Durante este período, los turistas deben tener especial cuidado de no molestar a los animales durante su período más delicado.
El verano no es el mejor momento para visitar Gyaccia Botrona: el sol abrasador, la congestión, los mosquitos, todo esto puede estropear la contemplación de los paisajes más hermosos. Pero, a pesar de esto, temprano en la mañana o al atardecer, aquí puede encontrarse en completa unidad con la naturaleza y escuchar los sonidos de la vida del "pantano": el canto agudo del avetoro, el susurro de lagartos y serpientes en la hierba, o simplemente meciéndose las cañas.