A pesar del tamaño relativamente pequeño de su territorio, Suiza está lista para presumir de una gran cantidad de tradiciones y costumbres, que incluso los países que ocupan mucho más espacio en el mundo envidiarán. Algunas tradiciones suizas son familiares solo para los residentes de cantones individuales, otras son amadas en todo el país y los turistas aman invariablemente las vacaciones, las degustaciones de chocolate y queso, sin las cuales es difícil imaginar esta confederación alpina.
Ramo festivo
Hay muchas vacaciones y fechas memorables en el país. Quizás incluso un residente nativo no podrá enumerar todo, pero los más masivos atraen a muchos turistas al país:
- El Año Nuevo se celebra tradicionalmente en Suiza ruidoso y alegremente con fuegos artificiales y champán. Es uno de los pocos países de Europa donde el 2 de enero se puede declarar no laborable en algunos cantones.
- En febrero, las escuelas anuncian unas vacaciones de dos semanas, cuando todos los residentes del país corren hacia las pistas de esquí y las pistas de montaña. Febrero es generalmente rico en vacaciones: al final del invierno, una ola de carnavales recorre todo el país en la víspera del comienzo de la Cuaresma.
- La festividad de Zexilyute llega en primavera el lunes siguiente al equinoccio, cuando por la tarde los dignos suizos dejan sus trabajos y se entregan a la diversión desenfrenada. Zeksilyute simboliza la renovación en la naturaleza y en el alma de las personas.
- Las fiestas de la cosecha de los pueblos al final del verano son otra vieja tradición en Suiza. Su esencia moderna se reduce a un festín con salchichas fritas y mucho vino de uva.
- Es costumbre que toda la familia se reúna en Navidad y tenga una cena modesta a la luz de velas de cera. Las celebraciones ruidosas en estos días no están satisfechas, dejándose la oportunidad de divertirse durante las celebraciones de Año Nuevo.
Sobre deportes y música
Las tradiciones suizas también son instrumentos musicales especiales con la ayuda de los cuales las melodías nacionales se transmiten de generación en generación. El principal, entre otros, es el cuerno alpino alphorn, cuya historia de aparición en la arena de la música se pierde en las brumas del tiempo. La tradición prescribe hacer alphorn solo con abeto y hoy en día numerosos turistas lo compran voluntariamente como recuerdo nacional.
Hornussen se puede atribuir con seguridad a los deportes nacionales, además del muy popular esquí alpino. El disco para jugarlo se asemeja a un campo de hockey, el campo es estrecho y alargado, y las "raquetas" especiales actúan como equipo, más como palas.