La capital francesa no fue en vano elegida por la influyente organización internacional UNESCO como su sede. Esta ciudad alberga un sinfín de obras maestras arquitectónicas y culturales dignas de estar en las listas de patrimonio más importantes del mundo. Tratar de ver París en 2 días puede ser un gran comienzo para un largo romance con una ciudad donde todos encuentran su propio encanto y romance.
Campos con vista al infinito
La calle principal de París, su símbolo, elogiado por el chansonnier e inmortalizado por los impresionistas, son los famosos Campos Elíseos. Es con un paseo por ellos que puede comenzar a conocer la capital de Francia. La calle comienza en el Museo del Louvre, que es el más grande del planeta. Por cierto, el Louvre debería dedicarse unas horas para ver al menos sus obras maestras más famosas:
- "La Gioconda" es la creación inmortal de Leonardo da Vinci, cuyo secreto permanece sin resolver siglos después.
- Venus de Milo, una escultura cuyas formas y proporciones se consideran ideales, y la mujer que sirvió de modelo suscita asombro y admiración entre los conocedores de la belleza de hoy.
- Nika de Samotracia, creada en la Antigua Grecia en 190 a. C.
Un paseo por los Campos Elíseos es casi dos kilómetros de la avenida más hermosa, donde se concentran tiendas chic, restaurantes caros y lugares memorables. Los campos cruzan los Jardines de las Tullerías, pasan por el famoso obelisco egipcio traído de Luxor, escoltan al viajero bajo el Arco de Triunfo y corren hacia el nuevo distrito de La Defense.
Notre Dame como el corazón espiritual del país
Así llaman los franceses la catedral de Notre Dame, que decora la ciudad desde hace más de setecientos años. El templo fue construido en el sitio de un antiguo edificio religioso galorromano. Aunque sus dimensiones y proporciones son inferiores a muchos edificios del Viejo Mundo, su ligereza y sencillez no son menos impresionantes.
Como es habitual en el gótico, no hay frescos en la catedral, y solo las ventanas sirven como fuente de luz, cuyas vidrieras crean un sorprendente juego de colores y sombras en el interior. Por la mañana y por la noche, las campanas de la catedral anuncian la llegada de un nuevo día y su fin, y el órgano de la iglesia reúne a sus numerosos fieles, para quienes tocan los músicos titulares.
Sobre el pan de cada día
En París, en 2 días puede tener tiempo para familiarizarse con la alta cocina. Uno de los restaurantes más populares de la ciudad se encuentra en la Torre Eiffel, desde donde se puede disfrutar de una magnífica vista panorámica de la capital de Francia. Es costumbre reservar mesas con antelación, porque siempre hay gente más que suficiente que quiere cenar en la azotea de París.