Una vez italianos y franceses lucharon por el derecho a poseer esta tierra. Como resultado de esta rivalidad, nació el pueblo monegasco, los habitantes indígenas del Principado de Mónaco. Hoy, el territorio de uno de los estados más pequeños del planeta es una concentración de diferentes tradiciones, cada una de las cuales es parte integral de la rica y variada cultura de Mónaco.
Glaseado en un trozo de pastel
Así se denominó el matrimonio del príncipe Rainiero III con la estrella de cine Grace Kelly a principios del siglo XX, lo que enfatizó aún más la imagen glamorosa del estado enano. La dinastía principesca de Grimaldi acogió a un extranjero, poniendo así fin a las convenciones y prejuicios del pasado. Desde entonces, Mónaco no solo es el casino más antiguo de Europa y los puertos deportivos de la Costa Azul repletos de yates caros, sino también carreras de Fórmula 1, boutiques de moda y depósitos bancarios anónimos.
Tradiciones monegascas
La cultura de Mónaco otorga gran importancia a los derechos de la población indígena del país. Hoy no hay más de siete mil monegascos, pero cada uno de ellos, según la tradición, está exento de pagar impuestos y goza de muchos más privilegios.
Los hombres monegascos veneran el blanco en sus ropas, ya que lo consideran un símbolo de nobleza y honor. El templo principal de Mónaco está dedicado a Santa Devota, mártir de Córcega y patrona del principado.
A pesar del tamaño enano del estado, tradicionalmente tiene un ejército. El número de militares en él no supera las cien personas, e incluso la banda militar de Mónaco es más numerosa.
Opera como en Paris
La cultura de Mónaco es también la famosa ópera Garnier, construida por el mismo arquitecto que el edificio del mismo nombre en París. El Garnier Hall alberga no solo a la Orquesta Filarmónica, sino también a estrellas extranjeras de talla mundial. Chaliapin y Caruso, Pavarotti y Domingo brillaron aquí. El ballet ruso también es popular entre los residentes de Mónaco, porque una vez se creó la compañía de Diaghilev en esta sala.
Bajo el ala de Jacques Yves Cousteau
Durante muchos años, el Museo Oceanográfico de Mónaco, fundado en 1889 por el Príncipe Alberto, estuvo encabezado por el explorador de mares y océanos de fama mundial, Jacques Yves Cousteau. La colección del museo incluye no solo varios tipos de vida marina, sino también modelos de barcos, herramientas y armas antiguos y modernos. Hay más de cuatro mil especies de exhibiciones vivientes en acuarios.