Descripción de la atracción
El Parque Nacional Balbalasang Balbalan se estableció en 1973 en la región de la Cordillera Central de la isla de Luzón. La ciudad más cercana, Tabuk, se encuentra a 25 km al oeste. El parque consta de dos cadenas montañosas con numerosos arroyos que desembocan en el río Saltan, que separa las cadenas. El monte Sapoki, ubicado en la parte occidental, alcanza una altura de 2456 metros, desde él se puede ver la provincia de Ilocos y el valle de Cagayán. El área total del parque cubierta de bosque es de 1388 hectáreas.
La palabra "balbalasang" en el dialecto local significa "bosque dominado por árboles Balasang". Este árbol alcanza una altura de 15 metros y, por lo tanto, se destaca marcadamente sobre el fondo de otros. Las tribus locales que viven en el parque son sus guardianes: establecen restricciones estrictas sobre el uso del bosque y determinan el castigo para aquellos que violan estas reglas.
La biodiversidad del parque es sorprendente en su alcance: colinda con bosques tropicales, pinares y bosques caducifolios. Hay 83 especies de aves en el parque, de las cuales 34 son endémicas filipinas, y 2 especies se encuentran solo en la isla de Luzón: el oropéndola de Isabela y la paloma de la fruta de pecho brillante. Entre los mamíferos del parque se encuentran murciélagos, civetas, ciervos, macacos, varios roedores y cerdos verrugosos. El murciélago frugívoro pigmeo de Luzón y la rata de cola de cepillo son especies en peligro crítico de extinción. En 2003, se descubrieron varias especies nuevas de animales en el parque, incluida la rata arborícola de patas cortas, que se creía extinta hace más de 100 años, una rana del género Platymantis y una especie desconocida de serpiente ciega.
Hasta ahora, el potencial turístico del parque es poco conocido. De los objetos potencialmente atractivos, cabe destacar las altas cumbres, que pueden brindar a los amantes del montañismo una experiencia inolvidable; la llamada "Fortaleza eterna", un pino solitario que crece en la cima de una enorme roca; el río Saltan y el camino español, que serpentea entre las montañas y conduce al pueblo de Abra, una vez utilizado por los conquistadores españoles. Especialmente pintorescas son las numerosas cascadas escondidas en la espesura del bosque tropical.