Descripción de la atracción
La Iglesia de San Panteleimon o, como también se le llama, Iglesia de Boyana es un templo pequeño pero sin embargo muy curioso ubicado en Boyana, un suburbio de la capital de Bulgaria, no lejos del pie de la montaña Vitosha. Este edificio se construyó en varias etapas: la parte oriental (la más antigua) apareció a más tardar en los siglos X-XI. y era una pequeña capilla. En el siglo XIII, bajo la dirección del zar Kaloyan, se le agregó un templo de dos pisos, y varios siglos más tarde, en el siglo XX, se agregó un vestíbulo occidental de dos pisos al complejo arquitectónico.
La Iglesia de San Panteleimon es un sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO; hay frescos únicos en sus cualidades artísticas, que, según muchos investigadores, se encuentran entre los mejores ejemplos de las bellas artes de la Edad Media. Aquí se conservan pinturas murales de dos períodos: siglos XI-XII. y 1259. Los primeros frescos se ejecutaron de manera seca (sin embargo, tradicional para esa época) del estilo bizantino y se acompañaron de inscripciones en griego. Pero los frescos del segundo período parecen ser más interesantes: en 1259 fueron pintados en las paredes justo encima de los antiguos, y son una obra maestra generalmente reconocida de la pintura mundial.
En total, casi noventa escenas de la Sagrada Escritura están representadas en las paredes de la Iglesia de San Panteleimon. La figura de Jesucristo es muy común (más de 20 veces). Aquí lo vemos en diferentes edades y diferentes situaciones de la vida, lo que simboliza su difícil camino y los obstáculos que superó para llevar a las personas amor y perdón. También en las paredes de la iglesia se pueden ver imágenes de San Panteleimon, San Nicolás (el templo le fue dedicado durante algún tiempo), la Virgen María, la patrona de la iglesia, el zar Kaloyan y su esposa Desislava.
La singularidad de los frescos de esta iglesia radica en el hecho de que fueron pintados al estilo de la pintura aguda. Todos los personajes están sumamente individualizados y entre cientos de rostros no encontrarás ni uno solo repetitivo: cada imagen expresa su propio carácter y emociones. Estos frescos también gravitan hacia el realismo al representar la realidad: personas de diferentes estratos sociales están pintadas aquí con ropas y rodeadas de objetos que son tradicionales por su estatus y la época en que vivieron.