Descripción de la atracción
La piedra de Borisov (Boris Khlebnik) es uno de los monumentos culturales más antiguos del territorio de la actual República de Bielorrusia. Fue encontrado en el río Zapadnaya Dvina cerca del pueblo de Padkastseltsy (a 5 km de Polotsk). En 1981, la piedra fue transportada a Polotsk y se instaló en la Catedral de Santa Sofía.
La piedra es una enorme roca, presumiblemente traída por un glaciar del territorio de la Finlandia moderna. El feldespato rojo tiene unos 8 metros de circunferencia y pesa más de 70 toneladas. Una cruz cristiana de seis puntas y la inscripción “ХС. Nika. GI (Señor) ayuda a tu sirviente Boris.
Se han encontrado varias de esas piedras. La mayoría estaban estampadas con cruces cristianas y el nombre del príncipe Boris.
Existen varias versiones del origen de la inscripción en la piedra. Los científicos, etnógrafos, historiadores no pueden ponerse de acuerdo, pero la versión más probable parece ser que una vez todas las rocas encontradas en el río sirvieron para rituales paganos. La vieja fe nunca deja sin dejar rastro, sin embargo, el joven príncipe belicoso de Polotsk Boris, hijo de Vseslav el Hechicero, habiendo adoptado el cristianismo, comenzó a luchar resueltamente contra todos los santuarios paganos. Por lo tanto, decidió incluso “bautizar” las antiguas piedras del “pan” derribando cruces cristianas sobre ellas.
En estas piedras, los paganos hacían sacrificios, pidiendo un año fértil y abundancia de grano. Hay leyendas entre la gente de que debido a que Boris "bautizó" las piedras, los viejos dioses se ofendieron con el príncipe y castigaron a toda la región de Polotsk con una terrible hambruna, de la que los ancianos contaron a sus nietos durante mucho tiempo. Dicen que incluso ahora la piedra de Borisov cumple deseos preciados, devuelve amor y salud. Cristianos y paganos vienen aquí desde las regiones más remotas para tocar el misterioso santuario. Los científicos continúan investigando las propiedades inusuales de la piedra.
La piedra de Borisov en Polotsk se conservó milagrosamente. En la época soviética, los nuevos dueños de la vida lucharon desesperadamente contra todas las religiones y creencias. Muchas piedras fueron destruidas, partidas por una mano bárbara.