Descripción de la atracción
Sesto es una pequeña ciudad en el territorio de la estación de esquí de Alta Pusteria con una población de alrededor de 2 mil personas. En 965, todo el valle, por orden del emperador Otón I, pasó a ser propiedad del monasterio de Innichen. Incluso entonces, era conocida con el nombre de Sexta, que proviene de la palabra latina para "seis". En la Edad Media pasó a llamarse Valle Sexta, y ya en el siglo XIX Sesto se convirtió en un reconocido balneario de montaña. Durante la Primera Guerra Mundial, aquí, en las cercanías de los picos Tre Cime di Lavaredo, hubo una zona de guerra. Desde aquellos tiempos hasta la actualidad se han conservado bloques de piedra con aspilleras.
Hoy Sesto es una ciudad encantadora, un destino de verano e invierno de fama mundial. Las cabañas tirolesas originales, las esculturas, los monumentos naturales y las tradiciones culturales de estos lugares hacen de Sesto una verdadera perla de la Alta Pusteria. Entre los lugares de interés turístico de la ciudad, cabe destacar el Museo Rudolf Stolz, que exhibe más de 160 obras del artista autodidacta. En la primera mitad del siglo XX, fue uno de los artistas más famosos del Tirol. Su obra más famosa, Danza de los muertos, se puede ver en el cementerio de Sesto.
También es de interés el museo al aire libre dedicado a la Primera Guerra Mundial, en él se pueden ver los teleféricos, almacenes, puestos de tiro, comunicaciones y túneles construidos en esos años. Desafortunadamente, gran parte de la evidencia de esa guerra ha sido destruida a lo largo de los años, pero lo que queda es ciertamente digno de mención.
Entre los edificios religiosos de Sesto, el más destacado es la Iglesia de los Santos Pedro y Pablo, construida en la primera mitad del siglo XIX. Sus bóvedas están pintadas con frescos de Albert Stolz. Y en el cementerio cercano se pueden ver no solo las tumbas de los conquistadores locales de las montañas, sino también esculturas de madera y piedra hechas por artesanos tiroleses. También puede ver la iglesia de San José en Moos, construida en 1679, la capilla Ausserroggen a mediados del siglo XIX, la capilla de San Valentín en Bad Moos y la capilla de Fátima en Troien, que fue construida por la pareja como un voto que su hijo regresó vivo de la guerra.