Brillante y original, Moldavia se diferencia de sus vecinos de Europa por su especial amor por la vida y resistencia, la capacidad de no sucumbir a las dificultades y el honor de salir de cualquier situación política y económica. Las tradiciones de Moldavia desempeñan un papel importante en la formación del carácter nacional de los habitantes del país, manteniendo a su gente una carga de optimismo y alegría.
Cigüeña blanca con racimo de uvas
Así es exactamente como se ve el símbolo de muchas bodegas moldavas: un pájaro elegante lleva un montón de sol en su pico. Una hermosa leyenda explica esta tradición de Moldavia, e incluso un niño está listo para contarles a los invitados sobre los pájaros blancos. La leyenda dice que durante el asedio de la fortaleza de Gorodesty por los jenízaros, sus defensores fueron salvados del hambre y la sed por cientos de cigüeñas blancas como la nieve, que trajeron a los héroes racimos de uvas maduras. La cigüeña en Moldavia es un símbolo de prosperidad y felicidad, y la vinificación es uno de los principales sectores de la economía.
Sangre escarlata en la nieve blanca
Puede familiarizarse con las tradiciones de Moldavia en cualquier época del año, pero hay días festivos en el país que los huéspedes de la república recuerdan especialmente. Martisor es una fiesta de primavera que simboliza el final del invierno y el inicio de los días cálidos y soleados. La leyenda habla de Spring, limpiando el suelo de la nieve y pinchándose en una rama de espina. Una gota de sangre escarlata caliente derritió la corteza blanca y fría, y la primera campanilla de invierno pudo abrirse paso hacia el sol.
Desde entonces, las tradiciones de Moldavia se han prescrito para saludar la primavera con martisors: decoraciones blancas y rojas en forma de flores. Se usan en el cofre durante todo el mes de marzo y luego se cuelgan de las ramas de los árboles, pidiendo un deseo.
Tradiciones de color
Los moldavos son alfareros expertos y comprar cerámica local es una excelente manera de complacer a los colegas y seres queridos en casa. Los adornos en jarras, platos y jarrones se distinguen por su multicolor y singularidad, y cada producto resulta ser único a su manera.
Los productos textiles, bordados de acuerdo con las tradiciones moldavas, no causan menos placer. Ropa y manteles caseros, toallas y cortinas, servilletas e incluso alfombras: ¡nada es imposible para una verdadera artesana! La artesanía popular de Moldavia no solo no se pierde en el torbellino de las tendencias modernas, sino que también está experimentando un verdadero renacimiento. Los recuerdos tradicionales de Moldavia se compran mejor en pueblos pequeños en los mercados locales, donde los precios son mucho más agradables que en la capital y la calidad de la mano de obra es la más alta.