Descripción de la atracción
El edificio Chrysler es un rascacielos de Manhattan de estilo Art Deco. El mérito arquitectónico del edificio es tal que es reconocido como uno de los más bellos de Nueva York y Estados Unidos. También es el edificio de ladrillos más alto del mundo.
El magnífico rascacielos nació a instancias de uno de los legendarios gerentes estadounidenses, Walter Chrysler. Habiendo comenzado su carrera como aprendiz de conductor de trenes, pronto se interesó por los coches. La compañía Buick vio en él a un gerente prometedor y no se dejó engañar: Chrysler demostró ser brillante. En 1925, fundó su propia corporación "Chrysler" y comenzó a producir automóviles que eran revolucionarios para su época, con motores de alta compresión, filtros de aceite y aire.
A finales de la década de 1920, Walter Chrysler decidió construir el edificio más alto del mundo para su corporación. El proyecto fue desarrollado por William van Alen, para quien el rascacielos resultó ser la corona de su carrera: al final de la construcción, el arquitecto facturó a Chrysler por los servicios: 6 por ciento de la estimación (las tarifas estándar de la época), pero Chrysler lo consideró mucho. Van Alen ganó el juicio, pero no recibió nuevas órdenes, y pronto golpeó la Gran Depresión y tuvo que olvidarse de la arquitectura.
El edificio Chrysler se estaba construyendo a un ritmo vertiginoso: cuatro pisos por semana. Para sujetar el marco de acero, se utilizaron 400.000 remaches y se colocaron manualmente casi cuatro millones de ladrillos en las paredes. Sin embargo, cerca, en el número 40 de Wall Street, se estaba construyendo el edificio del Bank of Manhattan, de 283 metros de altura, y Chrysler podía perder la batalla por la altura. Pero van Alen usó un arma secreta: obtuvo permiso para colocar una aguja de 38 metros en el edificio para que su creación alcanzara una altura de 319 metros. En profundo secreto, la estructura se montó dentro de un rascacielos. Van Allen lo vio levantarse desde la esquina de la Quinta Avenida, temblando de miedo: la gente de la calle no sabía lo que pasaba por encima de sus cabezas. Pero la edición fue exitosa y tomó solo 90 minutos. Chrysler Building ganó la carrera para convertirse en el edificio más alto del mundo.
La celebración duró poco: once meses después, el premio pasó al Empire State Building de 102 pisos. Sin embargo, el edificio Chrysler sigue siendo hoy uno de los edificios más altos del mundo y sin duda uno de los más elegantes. El vidrio y el acero pulido lo hacen visualmente ligero, como si flotara en el aire. La corona cónica hecha de acero inoxidable Krupp brilla en cualquier clima. En el piso sesenta y uno, las águilas gigantes miran desde las esquinas del edificio. En el piso treinta y uno, el rascacielos está adornado con guardabarros relucientes, del tipo que se usa en las tapas de los radiadores de los Chrysler de 1929.