Descripción de la atracción
El antiguo faro de Ancona, de unos 20 metros de altura, y los restos del arsenal cercano son hoy los únicos recordatorios del prestigioso estado de Ancona, una ciudadela de primera clase desde que la ciudad se incorporó a la Italia unida en 1860. El faro fue construido en 1859 en la colina de Cappuccini por iniciativa del Papa Pío IX. Utilizaba lentes Fresnel, que llevan el nombre de un ingeniero francés que en el siglo XIX inventó un mecanismo óptico revolucionario con lentes concéntricos especiales ensamblados para dirigir la luz a un solo punto y reflejarla a largas distancias. Más tarde, el llamado telégrafo se adjuntó al faro, en el que en 1904 Guglielmo Marconi experimentó con la primera señal de radio. En 1965, debido a las peculiaridades de la estructura geológica de la tierra, en el lugar donde se encontraba el antiguo faro, se tuvo que construir uno nuevo a 200 metros de él, que aún cumple sus funciones en la actualidad. También utiliza lentes de Fresnel. El nuevo faro, de 15 metros de altura, tiene forma de torre cuadrada.
Cerca se encuentran los restos de un arsenal militar que alguna vez fue parte del sistema defensivo de la ciudad. Su tarea era evitar cualquier intento de aterrizaje enemigo potencial en tierra. El arsenal se construyó de una manera especial: sus armas ocultas estaban ubicadas a lo largo de la parte superior del fuerte, que a su vez estaba bajo tierra. Hoy, se pueden ver las ruinas de la Batería del Semaforo y la Batería de Santa Teresa, ubicadas entre los dos faros.
Hasta hace poco, se podía visitar el antiguo faro, un grupo de entusiastas voluntarios lo mantenía en buenas condiciones. Sin embargo, estuvo cerrado al público hace unos años. Es cierto que desde entonces, los residentes de Ancona han hecho campaña para la restauración de la antigua torre y su reapertura como atracción turística y símbolo de la ciudad. Desde la terraza superior del faro se puede admirar la maravillosa vista de Ancona, la bahía, el puerto y el mar Adriático.